lunes, septiembre 22, 2014

Asamblea General de Felaban estudiará los principales factores que impactarán en las economías emergentes de América Latina

Este es un momento crucial para que los países se centren en mejorar la estabilidad de sus sistemas bancarios, especialmente los mercados emergentes como América Latina, considera el experto en banca, Randall Kroszner, actualmente profesor de economía en la escuela de negocios de la Universidad de Chicago, ex encargado de la Reserva Federal de los Estados Unidos y ex alto ejecutivo de múltiples agencias reguladoras.
El profesor Kroszner puntualiza que existen dos grandes temas para el debate: uno es el impacto general que los bancos centrales de los países desarrollados, como los Estados Unidos, tienen sobre las economías de América Latina en general. “El otro problema es determinar dentro de todo el espectro de las diferentes economías de América Latina cómo se verá afectado cada país, ya que una misma medida no se adapta a todos", agrega.
Explica que hay contrastes, por ejemplo, entre países como Colombia, donde el sistema bancario es sólido, y naciones como Brasil, donde la situación es menos estable. Según Kroszner, "Brasil tiene más desafíos por el tema de la inflación. El impacto va a ser diferente allí, por lo que países como Brasil deben tratar de bajar sus niveles de inflación”.
La normalización de la economía de los Estados Unidos y el fortalecimiento del dólar puede provocar un aumento de la demanda de exportaciones de América Latina. Sin embargo, como la política monetaria también tiende a normalizarse, se puede esperar un aumento gradual de las tasas de interés en los EE.UU., lo que podría traer salidas de capital en algunos países de la región.
"Las consecuencias variarán según la fortaleza de las políticas macroeconómicas y los sistemas bancarios de cada país", señala Kroszner. "Los que tienen políticas sólidas encontrarán mayores beneficios que costos mientras que en los países con una política macroeconómica más cuestionable y menos solidez en la banca y sus sistemas financieros, podrían presentar complicaciones a medida que las tasas de interés en EE.UU. suban”.
Kroszner señala que la clave está en las medidas que las economías latinoamericanas puedan tomar para mitigar la turbulencia. Menciona que "lo que pasó hace un año con el llamado Taper Tantrum (una especie de rabieta por la reducción paulatina de liquidez) lanzó una advertencia, dejando al descubierto las preocupaciones que tienen los mercados por la debilidad de países con una inflación relativamente alta y altos déficits fiscales. Esperemos que tengan tiempo de implementar reformas fiscales. Los países deben seguir los buenos pasos. Colombia es un buen ejemplo a seguir”.
Una de las áreas de especialización e interés de este experto es la economía política. Según Kroszner "se debe entender el proceso político y sus fortalezas para comprender cuáles son las mejores políticas financieras para cada país. Los bancos deberían hacer presión sobre los políticos para mejorar las políticas macroeconómicas. Desde el año pasado, está muy claro dónde será más grande la turbulencia y qué se necesita para reducirla”, afirma.
Considera que los banqueros de América Latina deben centrarse en la mejora de la gestión de riesgos e insiste en la necesidad de presionar a los políticos de sus países. "Políticas macroeconómicas tales como la reducción del déficit y la inflación así como garantizar una supervisión eficaz del sistema financiero son importantes. Todavía hay tiempo para dar forma a algunas medidas que garanticen los más altos niveles de eficacia en cada país”.
Enfatiza que debe haber más coordinación entre agencias, como la Reserva Federal y los mercados de los países emergentes. Indica que existen mecanismos formales para proveer de información, por ejemplo, Brasil y México son miembros del G20. Foros de la comunidad bancaria y organizaciones como FELABAN son voceros importantes que proporcionan puntos de vista para el G-20, los comités de Basilea y otros organismos. Además, los profesionales de la banca pueden expresar sus preocupaciones y opiniones a la comunidad internacional sobre las nuevas regulaciones. Los EE.UU., por ejemplo, tienen un período de 60 a 90 días para recibir comentarios.